La Sala del AHPLM permanecerá abierta de lunes a viernes, de 9:00 a 14:00 hrs. y hasta el 15 de agosto. Citas al teléfono 6121224521.
“Para mí es importante investigar el pasado para perpetuarlo en el presente.” Gamaliel Valle Hamburgo, arquitecto e investigador.
El Gobierno del Estado de Baja California Sur, por medio del Instituto Sudcaliforniano de Cultura y el Archivo Histórico “Pablo L. Martínez”, invita a las últimos días de la exposición “El Triunfo: memorias de un pueblo histórico”, de la colección particular del investigador independiente Arq. Gamaliel Valle Hamburgo. La muestra permanecerá abierta a todo público en la Sala de Exposiciones “Ángel César Mendoza Arámburo”, sito en Av. Ignacio Altamirano entre Encinas y Legaspi, previa cita al teléfono 6121224521.
El Director del Archivo, Lic. Luis Domínguez Bareño, invita cordialmente al público interesado a la exhibición-instalación “El Triunfo: memorias de un pueblo histórico”, cuya muestra de objetos de uso cotidiano de las primeras tres décadas del siglo XX, pretende despertar la curiosidad y el amor a nuestra tierra y a nuestras historias. La Sala de Exposiciones “Ángel César Mendoza Arámburo”, presenta la reproducción de imágenes antiguas y documentos conservados por Gamaliel Valle Hamburgo, donaciones que los pobladores le han realizado al propio investigador, quien tuvo a bien en su momento visitarlos, indagar sus historias personales y seguirles la huella a través de las anécdotas.
Bien sabemos que Gamaliel se ha empeñado personalmente en conseguir datos, atesorar recuerdos, incluso los mejores relatos de los pobladores de El Triunfo, población minera en medio del hostil desierto peninsular. Aquí una muestra del material que está a resguardo del interés personal de un sudcaliforniano que disfruta de la importancia de mostrar al público las tradiciones e historias de antaño de un pueblo singular.
La colección comprende herramientas y utensilios cotidianos, no sólo de la actividad minera de una época de bonanza de El Triunfo, sino de la vida cotidiana de sus pobladores. Así, el AHPLM nos comparte piezas tales como: lámparas de combustible, un violín seguramente traído de Francia por Ramona Rouyer Acosté, fragmentos de minerales extraídos de las minas, fotografías, relojes de cuerda hecho de plata, documentos antiguos, artículos de minería, herramientas, sombreros, juguetes, ábacos utilizados en el área contable de la compañía minera, una polvera metálica, pequeña, que perteneció a la pequeña “niña vidente de El Triunfo”, Winter Yrinea Ojeda Rouyer. Una sonaja para bebés, un par de zapatos de piel, no mayor a diez centímetros, fabricados por encargo por la Tenería Suela Viosca. Entre otros objetos.
Cabe referir el nombre de las dos chimeneas que aún se alzan imponentes en el paisaje triunfeño, nos referimos a La Ramona y La Julia. “Aunque la información no es precisa, se sabe que cuando la chimenea conocida como “La Julia se estaba quedando pequeña debido a la producción de oro y plata, la compañía minera El Progreso comenzó los planes para construir una más alta. Esta nueva chimenea, denominada “La Ramona”, de poco más de 40 metros, se comenzó a construir poco antes de finales de 1888. Su ubicación se alza en la cresta de una pequeña colina. Su cuerpo de ladrillo tiene una anchura de muros de poco más de un metro y descansa sobre una base cuadrangular de piedra cantera”, nos refiere Gamaliel Valle Hamburgo.
“La Ramona fue inaugurada el 31 de agosto de 1890, precisamente en las fiestas de San Ramón. Fue construida de manera estratégica, para que su altura y forma evitara que las personas y las casas de El Triunfo se llenaran de hollín, contrario a lo que ocurría en Santa Rosalía en la colonia de los trabajadores.”
Así, dado el interés tanto del AHPLM, como del expositor de esta emotiva y singular evidencia, es para los sudcalifornianos un gusto y honor mostrar al público parte de nuestro pasado, “para perpetuarlo en el presente”. Recordándoles que dicha exhibición cerrará sus puertas este próximo 15 de agosto del presente año. Antes, claro, de que el descuido o el olvido nos releguen la importancia de la vida cotidiana de nuestros viejos, pero resistentes, choyeros que hicieron de El Triunfo un pueblo histórico, para memoria y virtud de Baja California Sur.